Yahoo Finanzas El último lío de Starbucks: acusada de plagiar el bollito de moda
Un delicioso y dulce pastelillo, el ‘duffin’ –mezcla de donut y muffin, y relleno de mermelada– le está suponiendo un amargo trago a la cadena Starbucks. La multinacional cafetera ha sido acusada de copiar la receta de ese delicioso bollito, creado hace un par de años en Londres por la pastelera Bea Vo, y que desde entonces servía con enorme éxito en su establecimientos Bea’s of Bloomsbury para acompañar la hora del té.
Tras el éxito del Cronut, un cruce entre cruasán y donut que se puso de moda hace un año en Nueva York, Starbucks anunció la semana pasada lo que supuestamente era un nuevo hito en el mundo de la repostería: el ‘duffin’. Al parecer no contaban con que la cuasi desconocida repostera de Londres reclamase la autoría del azucarado manjar.
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Vo, que publicó la receta del bollo en cuestión en su libro ‘Tea with Bea’ en 2011, alucinó la semana pasada cuando leyó en la prensa que la cadena estadounidense iba a lanzar en el Reino Unido el ‘duffin original’ y que, además, la compañía había registrado la marca para que nadie más la pudiese usar comercialmente.
La pastelera entró en cólera e incendió la mecha de las redes sociales. “en primer lugar, no creo que nadie deba ser ‘dueño’ del nombre duffin. Debería ser de libre uso”, escribió en la cuenta oficial de Twitter de Bea’s of Bloomsbury.
También echó en cara a Starbucks que tratasen de atribuirse la autoría “de algo que es claramente un plagio de mi versión de un donut muffin”, y pidió a la compañía que atribuyese la receta “a quien realmente la creó”.
Atragantados
Como suele suceder en estos casos, la mayoría de los internautas se ha puesto de parte del más débil en un intento de hacer justicia y a la cadena de cafeterías no le ha quedado más remedio que intervenir en lo que popularmente se conoce como el ‘duffingate’.
Starbucks ha reconocido que “desde el lanzamiento de la semana pasada hemos comenzado a tener conocimiento de la existencia de otras versiones del duffin, y estamos seguros de que todas están muy buenas”.
Además, no le ha quedado más remedio que aclarar que, aunque legalmente la marca es suya, “no impediremos que Bea o cualquier otro productor independiente venda sus productos”. Por una vez el pez pequeño se comió al grande.
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